SIN PALABRAS

31 de agosto de 2011 a la(s) 23:44

 

No se muy bien cómo empezar a decir. Las palabras no son demasiado diplomáticas y los sentimientos arden en ebullición.

Candela apareció muerta, asesinada. Desnuda, golpeada y con el cuello roto, o por lo menos así de morbosas son las primeras declaraciones que los medios dieron a conocer.

Candela desapareció hace nueve días de la puerta de su casa. Las versiones oficiales suponen que esperaba unas amiguitas que nunca la encontraron.

Los motivos de su desaparición aún son inciertos, pero dado el desenlace trágico de lo sucedido, carecen de valor. Si el padre de la nena es o no un pirata del asfalto no cambia la historia; si fue un ajuste de cuentas, mucho menos. Seguimos atendiendo lo importante cuando es necesario concentrarnos en lo urgente.

Algo malo está pasando y verdaderamente no creo que sea una sensación; realmente las cosas no van bien cuando tenemos que encerrarnos dentro de nuestras casas para evitar robos, secuestros o lo que sea que nos pueda suceder. Y quiero aclarar, no es psicosis, es una cuota de realismo en reacción a lo que nos viene sucediendo como sociedad desde hace un buen tiempo.

Un colega pidió no tener miedo a la “trafic blanca”; no es a la “trafic blanca” a lo que se teme, es la sensación de vulnerabilidad a la que estamos expuestos diariamente con todo lo que se ve, se escucha y se sabe, sucede, lo que genera tanto miedo.

Entiendo como periodista que se evite alarmar a las audiencias cuando los datos y pruebas no son precisos. Entiendo la necesidad de aportar veracidad a lo que se denuncia, pero ojo, y pido disculpas si alguien se ofende y entiendo que puedan pensar diferente, pero hace más de treinta años denunciaban desapariciones que supuestamente no sucedían. Hoy son treinta mil los desaparecidos y un centenar de nietos que se siguen buscando. Salvando las distancias y entendiendo que estamos en democracia, razono y trato de ser coherente y discernir. Pero qué difícil es poder hacerlo cuando además de profesional se es madre.

Quienes tenemos la posibilidad de tener hijos (sean biológicos o del corazón), entendemos, estoy segura, la sensación de fractura interior que nos recorre por dentro el sólo hecho de pensar la posibilidad de perderlos. Sólo la idea de que algo pueda pasarles nos llena de temor y dolor.

La madre de Candela, no se si es la Virgen María a Lucifer disfrazado de mujer. Pero se que es madre. Solo eso necesito para entender y dejar para otro momento las culpas y responsabilidades.

Si las fuerzas policiales hicieron lo imposible para encontrarla “con vida”, no lo se; si los padres de Candela provocaron la reacción macabra de estos hijos de putas, tampoco. Sólo se que mataron a una nena de 11 años, y con eso, la verdad me basta para sentirme hecha mierda, para tener ganas de llorar y reventar a gritos.

 

Acerca de Ana Troxler

De libre pensamiento
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